23 diciembre 2006



AVELLANEDA LANUS
Oficina de Prensa
(Especial 22 diciembre)

Nos nace hoy el Redentor
Queridos hermanos celebrar este original e inédito acontecimiento es
darnos cuenta que recibimos al Dios que se hace hombre para que el
hombre pueda llegar a Dios.

No debemos acostumbrarnos a esta expresión, pues toda ella está
cargada de un sentido extraordinario. Todo lo humano se ve colmado
por lo divino. Todo lo del hombre tiene un alcance y un horizonte que
no tiene ocaso. El hombre ha recibido por este acontecimiento, la
gracia de no equivocarse en el camino. La certeza de la voluntad
divina de querer plantar en nosotros su presencia. Volver a retomar el
sentido de la vida, de la historia y de la trascendencia.

Esto se entiende y se explica en clave de fe y de esperanza.> De fe, pues solo ella puede percibir "visiblemente" al invisible.
De esperanza, pues ha roto la esclavitud del pecado y del egoísmo en
todas sus latitudes y en todos sus sentidos, haciéndonos vivir una
vida plena de sentido y de vida..

El Santo Padre, en su mensaje anual del 1º de Enero del 2007, nos
habla de volver a considerar la persona humana, en su verdadera
dimensión y en su real integración gramática y no ideológica, de
centrar nuevamente la persona humana, corazón de la paz.

Hay que volver a construir los puentes de la comunicación. Hay que
salir del sistema del consumo y de la instantaneidad. Hay que volver a
la racionalidad de los derechos y de los consabidos deberes. Quien
pretenda construir un mundo alejado de Dios, lo hará a expensas de El
y contra los demás. Hoy mas que nunca hay que vivir de las
convicciones y saber vivir coherentemente en la vida eclesial y en la vida social.

El derecho a la vida y a la libre expresión de la propia fe en Dios
no están sometidos al poder del hombre. La paz necesita que se
establezca un límite claro entre lo que es y no es disponible: así se
evitarán intromisiones inaceptables en ese patrimonio de valores que
es propio del hombre como tal.

Hay que volver a los valores, y a la oración, para poder vivir en
paz y ser felices.¿ No nos damos cuenta, de la tristeza que reina
entre nosotros?. No podemos distraernos y mucho menos, no podemos
permanecer indiferentes.

Navidad es mucho mas que levantar una copa y desearnos un felices
fiestas. Es, pienso, dejar que nazca de nuevo en nuestra vida,
recibirlo y agradecerle su visita, pedirle por cada uno de nuestros
hermanos y que nos vuelva a enseñar, pues lo hemos olvidado que
siguiendo su ejemplo y su vida, volveremos a ser personas con calidad
de vida, siendo más fraternas y mas comprometidas.

Que la Santísima Virgen, como dice el Santo Padre- nos enseñe en su
Hijo el camino de la paz, e ilumine nuestros ojos para que sepamos
reconocer su Rostro en el rostro de cada persona humana, corazón de paz.

¡Feliz Nochebuena y Feliz Navidad!, para cada uno de ustedes,
familias y Comunidades.

Mons. Rubén Oscar Frassia
Obispo de Avellaneda-Lanús

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