03 enero 2007




COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
Obispo de Avellaneda Lanús
Domingo 07 de enero de 2007
Fiesta del Bautismo del Señor (Ciclo C)
Evangelio según San Lucas 3, 15-16, 21-22

Quiero desearles a todos ustedes un buen año 2007 y, coincidiendo
con el Mensaje del Santo Padre, que tengamos todos esta capacidad: "la
persona
humana: corazón de la paz"
Que enriquezcamos nuestra vida humana para poder construir y vivir
en la paz.
Que la Virgen, Reina de la Paz, bendiga cada uno de sus hogares; a
cada uno de ustedes y a todos los que nos acompañan en estas
reflexiones semanales.
Evangelio: el Bautismo de Jesús

Él no tenía necesidad de ser bautizado, pero ciertamente tenía que
darnos la confirmación de la Santísima Trinidad en la voz del Padre y
la presencia del Espíritu expresado "corporalmente como una paloma".
Es la permanencia del Espíritu en Jesús, verdadero Dios y verdadero
hombre. Aquel que se encarnó en el seno Virginal de María. El mismo
Cristo que siendo Dios es hombre, sin perder su naturaleza divina y
sin menospreciar la naturaleza humana. Esta es la síntesis de nuestra
vida cristiana, del cristianismo. Inédita, única y original.
Al recibir el Bautismo de Juan, que lo hace para corroborar la
predilección del Padre y la confirmación del Espíritu Santo, Cristo
viene a este mundo a cumplir una misión.

Con el Bautismo de Jesús tenemos que hacer memoria, y traer al
presente, la gracia del sacramento que recibimos cuando fuimos
bautizados e incorporados al Pueblo Santo de Dios. El sacramento
genera una gracia permanente en nuestra vida que nosotros, por nuestra
fragilidad, podemos quebrantar. Pero es la gracia de Dios que nos hace
vivir como hijos suyos y como hermanos entre nosotros.

El bautismo, nuestro ser cristiano, no lo dejemos en el pasado, en
aquel tiempo cuando éramos niños, cuando nuestros padres nos llevaron
a la Iglesia nos ofrecieron y nos bautizaron. La vigencia es actual:
¡hoy somos hijos de Dios! ¡Hoy tomamos conciencia de nuestra
identidad! ¡Hoy tomamos conciencia, por medio de la fe y de la
convicción, que tenemos que seguir siendo los discípulos que escuchan
atentamente las enseñanzas del Maestro!

También tomamos conciencia que tenemos una misión. No en vano el
Santo Padre nos ha convocado a todas las Iglesias de América Latina y
el Caribe, para mayo en Aparecida, Brasil, a la MISIÓN CONTINENTAL con
el
lema: "Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que nuestros
pueblos, en El, tengan vida"
El Bautismo de Cristo nos da la garantía de la presencia permanente
y absoluta de la Trinidad. Y nosotros por la gracia del sacramento del
bautismo, sacramento de la iniciación cristiana, hemos recibido esa
gracia y tenemos que prolongarla, acrecentarla, protegerla,
defenderla, custodiarla. También tenemos que comunicarla a los demás.

Vivamos este Bautismo de Jesús con la fuerza de la luz que recibimos
como bautizados. Y lo tenemos que testimoniar, comunicar, anunciar.
Ustedes dirán: "estas cosas, todavía hoy ¿son importantes?" ¡Son
fundamentales!
Es fundamental que un creyente, un cristiano, viva de sus
convicciones y no de sus sensaciones o de sus emociones. Hoy más que
nunca hay que tener claridad de vida para no confundirse y confundir a los demás.

Queridos hermanos, si queremos dar testimonio tenemos que ser buenos
discípulos. ¿Qué hace el discípulo?, escucha y pone en práctica las
enseñanzas del Maestro.
Que sepamos escuchar y poner en práctica lo que el Señor nos enseña.
Que sepamos vivir la dignidad de ser cristianos.

Les dejo mi bendición.

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