11 julio 2006
Dicen que las grandes ideas surgen de los pensamientos más audaces. El nacimiento de la Sociedad Rural Argentina (SRA), puede servir de ejemplo para alimentar ese postulado.Es que por el 10 de julio de1866 parecía una utopía pensar que de las pampas argentinas podía extraerse oro. La tierra no valía nada, los campos estaban desiertos (de gente y de árboles), el indio era una amenaza constante y la guerra del Paraguay, iniciada en 1865, no era precisamente un augurio de prosperidad. Para colmo, una sequía no daba tregua...No era un contexto ideal para pensar que el futuro de la Nación estaba en el campo. Pero un grupo de 13 productores,12 de ellos extranjeros, decidió dar forma a una sociedad que se ocupara de traer ejemplares de raza pura de Europa para mejorar la calidad de la hacienda, introducir maquinaria y aplicar nuevas técnicas.José Martínez de Hoz (primer presidente), Lorenzo Agüero, Eduardo Olivera (principal impulsor de la institución), Ramón Vitón, Jorge Temperley, Ricardo Newton, Mariano Casares, Luis Amadeo, Francisco Madero, Leonardo Pereyra, Juan Fernández (único criollo) y Claudio y Jorge Stegmann fueron los que firmaron el Acta de Instalación. Estos pioneros eran pobres. Después, cuando se valorizó la tierra, se hicieron ricos", contó a LA NACION Víctor Luis Funes, director de la biblioteca de la SRA, la más grande en su tipo en América latina.Hubo que esperar nueve años desde la fundación para asistir a la primera exposición ganadera, que se realizó en Córdoba, en 1875. Un año más tarde, la muestra se trasladó a Buenos Aires, en la calle Florida y, a partir de 1878, se mudó al actual predio de Palermo.El terreno había sido otorgado en 1875 por la dirección del Parque Tres de Febrero, por intermedio de su titular, el ex presidente Domingo Faustino Sarmiento. Eran 12 hectáreas donde no había nada, salvo un rancho. Parecía que, con su nueva casa, la Sociedad Rural comenzaba a despegar. Pero, en realidad, los peores años estaban por venir. El lustro 1880-1885fue el más oscuro. El enfrentamiento entre criadores e invernadores se acentuó. Además, una amenaza de quiebra en la década de 1890, que fue salvada por varios socios, estuvo a punto de disolver a la SRA.La relación entre los presidentes y la SRA siempre provocó varias suspicacias. Uno de los miedos de los políticos actualmente sigue siendo recibir una silbatina de la tribuna el día de la inauguración."Los socios de la Rural nunca silba-ron a un mandatario porque en general no van al acto inaugural. Raúl Alfonsín sí recibió una silbatina por parte de la Juventud Peronista, que además le tiró un adoquín. Fue una batalla campal. Otro momento dificil fue duran-te la presidencia de Héctor Cámpora, cuando nos amenazaron con dinamitar la tribuna oficial y nos retiraron la custodia", recuerda Funes.Hoy, la Sociedad Rural, presidida por Luciano Miguens, está abocada a un único objetivo. El mismo que perseguía Olivera cuando soñaba con formar la institución. "Amigos... imagínense que en poco tiempo las carnes argentinas sean las mejores del mundo..." Sin duda, una utopía que ya se transformó en una sabrosa realidad. Fuente : www.sra.org.ar
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