"BASTA!"
BUENOS AIRES, 28 dic- Inter Press Service News Agency
Conmoción provocó este jueves en Argentina la desaparición de un hombre que atestiguó contra un policía acusado de torturas en los años 70. Es el segundo testigo de juicios por crímenes de derechos humanos desaparecido en los últimos tres meses.
Luis Gerez, un albañil de 50 años, había salido de compras la noche del miércoles, cerca de su casa en la localidad de Escobar, en la oriental provincia de Buenos Aires. Desde entonces se desconoce su paradero. La denuncia del caso alarmó a los gobiernos nacional y provincial y a las organizaciones de derechos humanos. El presidente Néstor Kirchner, que proyectaba un descanso en su provincia natal, la austral Santa Cruz, volvió a la Casa Rosada, sede del gobierno, para reunirse con el ministro del Interior, Aníbal Fernández, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, y otros funcionarios. La presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, sostuvo que con estas desapariciones "se busca imponer el terror". "Nos quieren demostrar que aún tienen poder, por eso es que el gobierno deberá tomar medidas contundentes", dijo la activista. Gerez había declarado en abril ante la Comisión de Peticiones y Reglamento de la Cámara de Diputados, en un testimonio clave para impedir que asumiera su escaño el derechista legislador electo Luis Patti, ex subcomisario y ex alcalde de Escobar, acusado de torturas y desapariciones cometidas en los años 70. En su comparecencia, Gerez relató que en 1972, cuando tenía 16 años, fue detenido por la policía de Escobar. Los agentes le colocaron una capucha, lo ataron a una cama y lo torturaron con picana eléctrica para que asumiera un crimen que no cometió. "No podía ver, pero reconocí su voz (la de Patti) porque lo conocía, en Escobar todos nos conocíamos en esa época". "No sé si él me puso corriente eléctrica, pero sí me hacía preguntas, era el que dirigía las torturas", remarcó. Gerez también atestiguó contra Patti en un proceso penal por la desaparición de Gastón Goncalves, perpetrada el 24 de marzo de 1976, día del golpe de Estado que dio inicio a la última dictadura militar que se prolongaría hasta 1983. Goncalves había discutido con Patti, quien lo amenazó de muerte días antes del secuestro. Fue visto por última vez en la comisaría de Escobar. Su esposa, Ana María Granada, fue asesinada de 14 balazos en su casa poco después de la desaparición de su marido, y uno de los hijos de ambos fue secuestrado y restituido a su familia apenas en los años 80, gracias a la búsqueda realizada por la organización humanitaria Abuelas de Plaza de Mayo. Al ser consultado por la prensa sobre la desaparición de Gerez, Patti la consideró un hecho "raro" y "preocupante". "Si realmente este hombre desapareció, es un caso preocupante en el que cae el gobierno nacional y el provincial, porque los pícaros que hacen estas cosas no son dos o tres", declaró. En tanto, el hijo de Gastón Goncalves, Manuel, se manifestó consternado por la desaparición de Gerez, un testigo fundamental en la causa contra Patti. "Las dos veces que declaró, ante la justicia y en el Congreso (legislativo), Gerez salió temblando. Me sentí mal de verlo en ese estado después de revivir las torturas y todo aquello, pero él me dijo que estaba agradecido porque después de muchos años le habían dado la oportunidad de ser escuchado", dijo este jueves Manuel Goncalves. El caso de Gerez sería el segundo de un testigo que desaparece en sólo tres meses luego de reabiertos los procesos por crímenes del régimen militar, tras la declaración de inconstitucionalidad, en junio de 2005, de las leyes "de punto final" y de "obediencia debida", que habían asegurado la impunidad de esos delitos. El primer testigo desaparecido fue Julio López, también albañil, de 77 años, visto por última vez el 18 de setiembre tras declarar en un proceso que acabó con la condena del ex director de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Miguel Etchecolatz. Desde entonces se desconoce su paradero. La legisladora Araceli Méndez, del oficialista Frente para la Victoria, consideró que "los dos secuestros fueron realizados por la misma gente", en una práctica destinada a "amedrentar" a testigos de procesos por crímenes graves. Pero el no gubernamental Centro de Estudios Legales y Sociales sostuvo en un extenso comunicado este jueves que la desaparición de Gerez "pone en evidencia la ineficacia de las autoridades, tanto nacionales como provinciales, para llevar adelante la investigación sobre el paradero de López y para establecer un sistema de protección de víctimas y testigos". Un mes atrás, Gerez, militante del gobernante Partido Justicialista, denunció amenazas e intimidaciones. En tres oportunidades le cortaron las cuatro cubiertas de su vehículo. Fue interceptado en la calle por un desconocido que le dio datos precisos de sus movimientos y los de su familia y, en otra ocasión, un hombre le mostró un arma desde un automóvil en movimiento. Las desapariciones de López y de Gerez se suman al secuestro de Héctor Bustos, activista de una organización humanitaria de la localidad de Venado Tuerto, en la nororiental provincia de Santa Fe. Bustos fue introducido a la fuerza en un automóvil por hombres que le parecieron policías, secuestrado durante 13 días y torturado con saña, de acuerdo con la declaración que prestó el miércoles ante la justicia. "Me pegaron con una cadena, me metieron un palo en el ano y me lo hicieron chupar, me dieron corriente eléctrica, parecía que me iba a explotar todo", relató. También fue sometido a simulación de disparos con armas de fuego, marcas con un cigarrillo encendido en el pecho formando una cruz esvástica y quemaduras en los genitales. "El caso es de extrema gravedad y estoy profundamente consternada", dijo la diputada nacional Alicia Tate. "Hay que exigir su inmediato esclarecimiento", sostuvo. www.impulsobaires.com.ar
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